miércoles, 11 de octubre de 2017

ECHO DE MENOS LA LLUVIA







Sé que vivo en zona de agricultura. Andalucía y en concreto Jaén piensan en verde. Si a Jaén le arrancas de pronto los olivos desaparece junto con sus gentes y todo lo que rodea a un núcleo de población. Así que como sé que dependemos de los olivos, también sé que es un topicazo decir que echo de menos la lluvia, pero la forma en la que la echo de menos va mucho más allá. 

Necesito verte mojar mi balcón a las seis de la mañana, escuchar un ruido in crescendo y levantar la persiana para olerte. Te necesito entre mis letras, entre mis renglones, dando color e hidratando cada pensamiento atorado. Llenando de primaveras en pleno octubre cada uno de mis recuerdos, obligándoles a brotar para jugar a puzzles en mis ventrículos y equivocarse de puerta en mis aurículas.

Necesito escribir y necesito esa tinta invisible en forma de lluvia que esos espíritus no olvidados de la literatura nos regalan, convirtiéndonos en pupilos y preservando así, sin darnos cuenta siquiera, su legado.

Levantarme muy temprano en mis domingos casuales, que no son los tuyos, y quedarme un rato perdido entre las curvas de tus circuitos. Perder la mirada entre la sexualidad de tus gotas en mis cristales y sentir de pronto ese zarpazo de inspiración que me atraviesa y a impulsos de alma, corazón y pasión te convierte en frases ansiosas de reproducción animal entre ellas. Frases que, desemboquen en el mar que desemboquen saben que su raíz fuiste, eres y serás siempre tu, mi lluvia; la lluvia.






1 comentario:

Jorge Romero Aranda dijo...

No sé qué tendrá, pero la lluvia detrás de los cristales anuncia una salida sin límite a nuestra imaginación. Habrá que cambiar también el clima en nuestras cabezas. Un abrazo amigo.